Esta noche haz llegado al límite,
los recuerdos se han esfumado y
no sabes cuál es tú lugar en este mundo.
El único aliciente que haz tenido en tu andar, son múltiples desplantes amorosos y paternos, una existencia dura y con poca esperanza.
La vida no es fácil para nadie y mucho menos lo ha sido para ti…
Pero, por favor no te vayas de aquí, el mundo te hizo añicos, pero yo te doy mi mano tibia.
Aquí estás con esa mirada abatida y frívola, posada sobre la arena, con el alma consumida por el vicio, a punto de partir.
Quédate aquí, que el mundo da vueltas,
y yo, que soy la vida, te doy esperanza.
