Y vi una montaña a lo lejos,
y dije, ahí habita mi alma,
en la lejanía,
dónde muy pocos buscan un significado.
Y vi tus ojos y eran desolados,
me miraste y así me amaste.
Te miré y así te amé.
Nos miramos y así nos amamos.
Mis cabellos,
lucían desaliñados
por el turbio viento nocturno,
y no te importó.
Porque el amor
a tú corazón movió.
¿Y que de mi?
Nada,
Porque me siento
amada y acompañada.
