No tengo recelo, porque siempre habrá una rosa tersa para mí con una fragancia efímera.
No tengo recelo porque siempre voy a encontrar hiedra en mi andar.
¿Y qué decir de los seres que caminan a mi lado?
Mucho que decir y poco que pensar, cuando encuentre enojo de por medio.
¿Qué será de los tontos?
¿Los tontos que herimos sin sentir culpa, las tinieblas nos esperan?
No, las tinieblas no existen, solo existe la melancolía,
la soledad que mata paulatinamente.
¿A dónde iré a parar con todo lo que siento?
¡furor, júbilo, exasperación!
Todavía así, no tengo miedo,
porque sé que siempre existirá la fragancia de una rosa tersa para mí,
y por supuesto la hiedra en mi camino seguirá apareciendo.