La calle de las flores solía estar tapizada con el fruto de los ciruelos, en aquel entonces la calle parecía estar tapizada con un amarillo tenue, todavía lo recuerdo. Hace unos días volví y no vi más el fruto de los ciruelos que embellecía la calle, las personas que conocí se habían ido, me dirigí a casa de mi madre y el pasado fugazmente se posó junto a mí, entonces a mi mente llegaron los días nublados en los que solía correr por el patio, trepaba el viejo árbol de mango que mi madre cuidaba como si fuese oro. Asomé mi vista y por fortuna el árbol estaba allí, entonces lloré y lloré, porque no era sólo un árbol, sino un baúl de recuerdos que fueron guardados para mí, él sabía que yo regresaría a ese lugar, porque ahí se esconde todo lo que soy y lo que fui, el árbol me acunó entre sus ramas, no podía contener el llanto y entonces sentí el rocío fresco que solía sentir cada mañana cuando mi madre daba de beber agua a ese bello árbol.
Abraza siempre tu árbol ❤
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Si, siempre lo abrazaré. Saludos Ana.
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Bella Persia Magy! Me traje hermoso recuerdos gracias!
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Luis un gusto saludarte. Gracias por leer.
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