Atiza mi creencia con fe ciega.
Atiza la vehemencia que aguarda en mi cuerpo.
Atiza mis labios con los tuyos.
Aislémonos del mundo y huyamos a tus confines secretos que aguardas en tus sueños.
Besa mi alma y seré tu cautiva hasta el fin.
Limpia mis lágrimas y besaré tu petulancia demencial.
Los pétalos de las rosas se secaron cuando dejaste de tocarlos y mis labios se pierden también como el desierto sin agua que busca un oasis donde saciar su avidez de carantoñas.